Las grandes productoras de Hollywood demandan a MiniMax por infracción de derechos de autor

En los últimos días, tres de los principales estudios de cine de Estados Unidos, “The Walt Disney Company”, “Universal City Studios LLC” y “Warner Bros. Discovery, Inc.”, han presentado una demanda por derechos de autor ante el United States District Court for the Northern District of California contra la empresa china “MiniMax” (valorada en 3.000 millones de dólares), responsable del servicio de inteligencia artificial denominado “Hailuo AI”.

La acción judicial se centra en que dicho servicio permite generar y descargar imágenes y vídeos de personajes protegidos, como Darth Vader, Wonder Woman o los Minions, sin la autorización de sus titulares y con la marca de MiniMax incluida. Los demandantes sostienen que estas prácticas constituyen una infracción masiva de copyright y que la promoción del servicio mediante el lema “Hollywood studio in your pocket” puede inducir a error sobre la existencia de licencias o respaldo oficial.

La demanda solicita tanto una orden de cese inmediato como la restitución de los beneficios obtenidos de hasta 150.000 dólares. Este caso se suma a otras acciones recientes frente al uso no autorizado de obras en la IA generativa, como las demandas de la Recording Industry Association of America (RIAA) contra Suno y Udio,presentadas el 24 de junio de 2024, por entrenar modelos musicales con grabaciones sin licencia, o la decisión parcial en Bartz v. Anthropic, en la que un tribunal californiano cuestionó la creación de una biblioteca de millones de libros pirateados para entrenar un modelo lingüístico, aunque consideró que el uso de libros adquiridos legalmente podía encajar en la doctrina del fair use. Sin embargo, estos pronunciamientos judiciales no han ofrecido una doctrina clara y uniforme, lo que refleja la complejidad de aplicar marcos tradicionales de copyright a tecnologías emergentes.

La cuestión central reside en determinar si la explotación de contenidos protegidos mediante sistemas de IA, que ya afecta a la música, la literatura y ahora al cine, puede resolverse dentro de las categorías clásicas de infracción de copyright, o si la magnitud y la forma en que operan estos modelos exigen desarrollar criterios específicos de aplicación de la normativa de propiedad intelectual en el ámbito de la inteligencia artificial generativa.

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