La Unión Europea congela la propuesta de “Chat Control” y refuerza su compromiso con la privacidad

Los Estados miembros de la Unión Europea no han alcanzado un acuerdo sobre el proyecto de Reglamento para prevenir y combatir el abuso sexual infantil en línea, conocido popularmente como “Chat Control”. Ante la falta de una mayoría cualificada en el Consejo, la Presidencia danesa ha retirado su propuesta de compromiso, dejando la tramitación en suspenso.

La iniciativa, presentada por la Comisión Europea en 2022, preveía que las plataformas de mensajería pudieran verse obligadas a escanear de forma automatizada los mensajes privados de los usuarios, incluso cuando estuvieran protegidos mediante cifrado de extremo a extremo, con el fin de detectar material de abuso sexual infantil (CSAM).

Desde su publicación, la propuesta generó una intensa controversia. Organizaciones de derechos digitales, expertos en ciberseguridad y entidades del sector tecnológico advirtieron que las medidas planteadas supondrían una grave injerencia en la privacidad de las comunicaciones, vulnerando derechos fundamentales como el secreto de las comunicaciones y la protección de datos personales.

Entre los Estados miembros, Alemania y los Países Bajos encabezaron la oposición al texto, al considerar que una obligación de vigilancia generalizada sería incompatible con el Estado de derecho y con el marco jurídico europeo. En paralelo, el Parlamento Europeo, en su posición de 2023, rechazó el escaneo indiscriminado y defendió el cifrado de extremo a extremo como elemento esencial de la seguridad digital.

Desde una perspectiva jurídica y regulatoria, el estancamiento del proyecto refuerza varios principios fundamentales del marco europeo de protección de datos: el cifrado de extremo a extremo se consolida como un estándar esencial para garantizar la confidencialidad de las comunicaciones electrónicas, y se recuerda que cualquier medida para combatir delitos en el entorno digital debe respetar el principio de proporcionalidad y las limitaciones establecidas por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).

El futuro del “Chat Control” permanece abierto, pero la falta de consenso en el Consejo y la firme posición del Parlamento marcan un precedente relevante: la lucha contra los delitos en línea no puede justificar mecanismos de vigilancia masiva ni comprometer la privacidad y seguridad de las comunicaciones de los ciudadanos.

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