Streamers y el escándalo de la publicación de sueldos, ¿fuga por hackeo, o filtración interesada?

Tras la caída mundial de WhatsApp a principios de octubre de 2021, la principal plataforma de emisión de vídeo en directo, “Twitch”, confirmó a su vez haber sufrido un hackeo que expuso numerosos datos de gran valor económico, tales como contraseñas de usuarios, códigos fuente de Twitch y de videojuegos desarrollados por Amazon Game Studios aún no anunciados, e incluso los sueldos de los principales streamers e influencers gamers como Auronplay, ElRubius o Ibai Llanos.

El hacker habría comprometido la seguridad de la gigante tecnológica propiedad de Amazon, con el objetivo de filtrar más de 125 GB de información interna, para “fomentar la competencia" en el ámbito de las transmisiones online”, considerándose así mismo como un ciber activista o “hacker ético” y asegurando que esta operación es sólo el principio. El ataque, aparte de lo meramente anecdótico, tiene un gran trasfondo detrás, pues Twitch se ha convertido en un eje y una herramienta vital para el mundo de las marcas y la comunicación corporativa en todo el mundo, especialmente en nuestro país, superando incluso a redes sociales como Instagram o Facebook, asociadas al  perfil clásico de influencer en nuestro país.

Uno de los éxitos de Twitch, que ha generado que destrone a operadores digitales como Youtube o Instagram, es su modelo de monetización, que aboga por la transparencia a la vez que por la flexibilidad, permitiendo a sus creadores de contenido conseguir facturar, tanto por los suscriptores mensuales como por la publicidad que generan, lo cual les deja un gran margen para conseguir las cantidades publicadas, que a priori pueden parecer desorbitadas, pero que en la práctica se relativizan por la abultada facturación que pueden conseguir un streamer de esta categoría.

El informe a nivel mundial recabado por YouGov, “Game-changers: the power of gaming”  revela que el 59% de los adultos que siguen a estos streamers, confían en sus recomendaciones, monetizando y convirtiendo en ventas sus prescripciones, elevandose este número a casi el 66% de los  seguidores en el caso del universo gamer.

Para aquellos que siguen menospreciando, o al menos infravalorando, el impacto que está generando el mundo gamer, y que se espera que no haga sino aumentar, son las siguientes cifras:

-Sólo a nivel nacional, los jugadores de videojuegos superan los 17 millones, cuatriplicando a los deportistas federados.

-Entre los Videojuegos TOP-3 sigue en el podio el clásico de rol, “League of Legends” (LOL),con más de 100 millones de gamers a nivel global, y 2 billones de horas de streaming.

-A pesar de que en nuestro país se considere que es un fenómeno reciente, es uno de los sectores más maduros dentro de la industria digital (aproximadamente 40 años).

-Su facturación fue mayor que la industria audiovisual conjunta en términos de negocio. El año pasado ingresó un 20% más que en 2019, alcanzando cifras de más de 175.000 millones de dólares.

-Mayor conexión con la audiencia en perspectiva de género (30% de los viewers son mujeres), y público joven en general, a pesar de que hace ya tiempo que esta industria dejó de estar dedicada exclusivamente a este público.

Pero estos datos no son los únicos que demuestran el cambio de tendencia en el mundo gaming, pues cada vez son más los actores económicos y sociales poco habituales hasta ahora en esta industria, que empiezan a tomarla en consideración y entran en el sector como, por ejemplo, a destacar, el caso de los partidos políticos, con la anécdota del caso de la famosa política Alexandria Ocasio:

La congresista Ocasio-Cortez consiguió un pico de viewer's de 438K streaming el juego Among Us, 

grandes marcas y medios de comunicación tradicionales, que hasta ahora no habían querido o podido entrar como Coca-Cola, Nike, Lous Vuitton, Telefónica, Orange o Vodafone, e incluso deportistas profesionales mundialmente reconocidos como Kun Aguero, Courtois, Messi, Piqué o Neymar, etc).

Más allá de la noticia y el escándalo que ha supuesto esta filtración, y obviando el debate social que ha creado por la justificación o no de sueldos tanto altos como los publicados, (más teniendo en cuenta que estos datos ya eran públicos, y que algunos de estos nuevos influencers cobraban sólo de esta plataforma más de 3 millones de dólares) este ciberataque supone un nuevo reverso a derechos considerados fundamentales como la intimidad y la protección de la privacidad o la seguridad, tanto física como online.

Con este ciberataque, se han descubierto nuevamente los sistemas de seguridad informáticos de grandes empresas tecnológicas. A pesar de que se asume que en compañías como Amazon es impensable acceder a datos privados de esta forma, la realidad demuestra a diario que este fenómeno se ha vuelto cada vez más habitual, y de forma más recurrente, los objetivos de estos cibercriminales son pequeñas y medianas empresas o personas físicas a título individual.

Twitch aseguró más tarde en un comunicado, que el ataque se debió únicamente a un cambio en la configuración del servidor de la plataforma, y que finalmente, las contraseñas no habían sido expuestas, pero a la vez reconocía expresamente que confiaba en que no se hubiera, “accedido a los sistemas que almacenan las credenciales de inicio de sesión de Twitch, (…) ni tampoco a los números completos de las tarjetas de crédito ni a la información bancaria”

Tras analizar los datos expuestos por el 'hackeo', desde Twitch afirmaron que "sólo afectó a una pequeña fracción de los usuarios y que el impacto en el cliente es mínimo". Pero las recomendaciones de esta compañía y cada vez las de más organizaciones, siguen siendo las mismas: “es necesario tomarse la ciberseguridad en serio”.

Como es frecuente, los pasos a seguir o las recomendaciones para conservar el control cada vez menor sobre la privacidad de nuestros datos y disminuir los riesgos de sufrir un ciberataque siguen siendo las mismas:

-Revisar las fuentes de los mensajes que nos llegan.

-Habilitar la doble autenticación de la contraseña, y cambiarla periódicamente, más en casos de datos sensibles, como financieros.

-Contar con la ayuda o asesoramiento profesional contar con la ayuda o asesoramiento profesional

-Eliminar métodos de pago por defecto en páginas que no sean absolutamente necesarias.

-O revisar y eliminar permisos otorgados a terceros de forma innecesaria, entre otros.

Pero como es habitual, de poco sirve la inversión en este campo, si no hay un verdadero cambio de mentalidad hacia una cultura de privacidad y seguridad en Internet, que esperemos sea la tendencia futura.

Rocío Vázquez Rodríguez, Legal Counsel, Legal Army

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