La Venus de Botticelli enfrenta a la galería de los Uffizi con Jean Paul Gaultier

El enfrentamiento entre la Galería de los Uffizi y Jean Paul Gaultier por el uso de la obra El nacimiento de Venus ha desatado un nuevo revuelo en las industrias del arte y de la moda estas últimas semanas.

Hace unos meses, la conocida casa de moda Jean Paul Gautier presentó su colección cápsula Le Musée. En esta colección, inspirada en el mundo del arte, el diseñador francés decidió plasmar sobre distintas prendas fragmentos de tres grandes obras del renacimiento y el barroco: Las tres Gracias, de Rubens; La creación de Adán, de Miguel Ángel, y El nacimiento de Venus, de Boticcelli.

Las tres obras fueron pintadas entre los siglos XV y XVII, por lo que no hay duda de que todas ellas han pasado ya a dominio público, al haber expirado con creces el plazo de duración de sus derechos de explotación (que, en el caso de los 27 Estados miembro de la Unión Europea, es de setenta años tras la muerte de su autor).

¿Cómo es, entonces, posible que la Galería de los Uffizi, lugar en el que se conserva y expone El nacimiento de Venus, haya demandado a la firma francesa por utilizar la obra sin su autorización? ¿Acaso no pueden utilizarse sin restricciones todas las obras en dominio público?

Ante las preguntas anteriores, conviene recordar que, en ocasiones, los derechos de propiedad intelectual no son la única vía de protección de una obra. En particular, existen obras susceptibles de gozar de una protección especial y diferente por formar parte del patrimonio artístico, histórico y/o cultural de una nación o territorio. Esta protección puede acumularse o no a la existencia de derechos de propiedad intelectual.

En el caso concreto de Italia, el Código de los Bienes Culturales y Paisajísticos establece en sus artículos 107 y 108 la obligación de (1) recabar el permiso de las autoridades correspondientes antes de realizar una reproducción de un bien cultural y (2) abonar ciertas tasas por esa reproducción. Si bien existen algunas excepciones al pago de estas tasas, su ámbito de aplicación es muy limitado, al amparar únicamente actividades sin ánimo de lucro con fines como el estudio, la investigación o la promoción del conocimiento del patrimonio cultural. Es claro, pues, que Jean Paul Gaultier no puede beneficiarse de ninguna de ellas, dado el evidente carácter comercial de su reproducción de El nacimiento de Venus.

De acuerdo con la información que la dirección del museo ha hecho pública, desde Jean Paul Gaultier hicieron caso omiso a la carta que la pinacoteca italiana les hizo llegar poco después del lanzamiento de la colección. En su misiva, al parecer, el museo advertía a la firma de su infracción y le proponía alcanzar un acuerdo económico. La infracción cometida por Jean Paul Gaultier no se limitaría únicamente al hecho de haber reproducido la obra en diferentes prendas, sino que a lo anterior se sumarían otras infracciones vinculadas, como la reproducción de la obra en fotos y vídeos con el fin de publicitar la colección en sus redes sociales y páginas web. Dada la falta de respuesta al requerimiento, la galería ha optado por emprender acciones legales y solicitar una indemnización (que podría superar los 100.000 euros).

Italia es un país cuyo patrimonio es mundialmente reconocido, por lo que no es de extrañar que este no sea el primer conflicto en el que las autoridades recurren al Código de Bienes Culturales y Paisajísticos para impedir el uso lucrativo de reproducciones de obras en dominio público. A modo de ejemplo, la Galería de la Academia, hogar del David de Miguel Ángel, ha tenido que intervenir en varias ocasiones para evitar que distintas reproducciones de la célebre escultura fueran utilizadas con fines comerciales (algunos particularmente controvertidos, como la campaña realizada por la empresa armamentística ArmaLite, en la que David aparecía sosteniendo un fusil). La propia Galería de los Uffizi cuenta con experiencia en este complicado terreno: hace apenas un año, se vio envuelta en una batalla para que Pornhub retirara una campaña en la que el portal ofrecía un “paseo erótico” a través de El nacimiento de Venus (y de otras obras en las que aparecen figuras desnudas, como La maja desnuda de Goya).

Frente a quienes alaban el celo con el que las autoridades italianas protegen su patrimonio, otros critican que esta política esconde, en realidad, un afán meramente recaudatorio. Cualquiera que sea la motivación de las autoridades italianas, el mensaje es claro: cuidado con la utilización de obras en dominio público con fines comerciales, pues, cuando se trata de patrimonio, su uso no es tan “libre” como se tiende a creer.

Como último apunte, cabe señalar que, más allá de las leyes que protegen el patrimonio, en numerosos países (entre ellos Italia, pero también España) el derecho moral a la integridad de la obra es imprescriptible. Este derecho permite al autor (y, una vez fallecido éste, a sus herederos) impedir cualquier deformación, modificación, alteración o atentado contra la obra que suponga un perjuicio a los legítimos intereses o al menoscabo de la reputación del autor. Así, el respeto a la integridad de la obra se configura como otro de los límites a considerar a la hora de utilizar obras en dominio público (y esto con independencia de que la obra se encuentre o no protegida, además, por la normativa en materia de patrimonio).

Marina Manzanares Sanz, Head of IP/IT and Commercial Law, Legal Army

¿Comenzamos?

Cuéntanos un poco sobre tu negocio y te contactaremos en menos de 24 horas.